VadeReto: Noviembre 2025- El Silencio Atigrado

noviembre 14, 2025

VadeReto: Noviembre 2025- El Silencio Atigrado

¡Hola a todos! Bienvenidos nuevamente a Enredados entre Libros. Hoy les traigo mi participación en el VadeReto de este mes de Acervo de Letras, les dejo AQUÍ el link para que revisen la base del reto.

La propuesta para este mes tratará sobre el: TERROR CLÁSICO

Las condiciones para este reto son:

1.- El género en el que se desarrolle la historia será, el Terror. Se debe procurar que se nos erice la piel, nos dé ganas de gritar, al menos, nos dé sustito.

 

2.- Se tiene que incluir en el relato a uno de los monstruos clásicos de las novelas y el cine de terror. Puede ser uno de los más conocidos o esas pobres criaturitas de las que nadie se acuerda.

 

3.- Darle un tono oscuro, casi negro, a la trama.

Cita:

«Antes o después, a todos nos llega en esta vida un demonio propio que nos persigue y atormenta y al final de cuentas hemos de luchar contra él».

Daphne du Maurier

Rebeca


Así que pare este reto me inspire en la cita antes mencionada, así como en el relato de “El corazón delator” y “El gato negro” de Edgar Allan Poe, espero que les guste.

﹀﹀﹀ •   •   • El Silencio Atigrado━━━

Elena, a sus treinta años, había comprado su paz con un cheque y un secreto. La casa, un mausoleo victoriano a precio de ganga, olía a tierra húmeda y decadencia. Era lo suficientemente grande para absorber cualquier sonido, lo suficientemente antigua para esconder cualquier gemido, lo suficientemente barata para justificar la absoluta soledad.

Midas, su gato atigrado naranja, entró en la casa con una desconfianza palpable. El felino, antes un sol juguetón, caminaba ahora con el lomo arqueado y los ojos fijos en rincones invisibles. Elena se aferró a la rutina. En el jardín, el calor del sol en su nuca era una bendición; allí, al aire libre, se sentía segura de su perfección: el marido muerto, el veneno indetectable en su taza de té, la herencia intacta.

La primera noche que el terror llegó, no fue un sonido, sino un agujero en el calor.

Mientras leía, un frío antinatural y profundo la golpeó. Era una temperatura bajo cero que no provenía del exterior; era interno, una helada que penetraba el tuétano de sus huesos y hacía que su corazón se contrajera. Se quedó sin aliento. El aire a su alrededor se había vuelto espeso y pesado, como respirar bajo el agua.

Midas, que dormía a sus pies, despertó con un aullido gutural y desesperado. Saltó, pero en lugar de correr hacia ella, corrió en dirección opuesta, chocando contra una pared y quedando inmóvil, mirando a Elena con sus ojos esmeralda transformados en monedas de pánico puro. Su lomo estaba tan erizado que parecía un arbusto de espinas naranjas.

Fue entonces cuando oyó el primero.

Un rasguño delicado, insistente, que venía del suelo del comedor. Un sonido tan tenue que podía ser imaginación, pero Elena sabía que no lo era.

El rasguño se convirtió en un golpe sordo, rítmico. Un Tum-tum.

Este no era el asentamiento de la casa. Este era el sonido que ella había tratado de ignorar meses atrás. Recordó la última hora de su marido, el arsénico actuando, la forma en que sus ojos se habían dilatado sin comprensión. Recordó el ruido que hizo su cuerpo al caer, un golpe seco y pesado contra la alfombra de la habitación principal. Ella había ahogado ese sonido con un grito sofocado. Pero ahora, ese golpe había encontrado un eco.

Se arrodilló, su mejilla sobre las tablas heladas del piso. El Tum-tum se hizo visceral. Sentía el impacto vibrar en sus dientes, resonar en los huesos de su mandíbula. No latía bajo la madera; latía dentro de su cráneo. Era el sonido de la tierra golpeando la tapa de un ataúd, un tambor fúnebre que solo ella podía escuchar.

Cuando levantó la vista, la habitación se había oscurecido. Las sombras en las esquinas no eran estáticas; se movían. Eran un remolino de negrura, una distorsión en el aire que tomó la forma de una columna alta y delgada.

El fantasma.

No era vapor, ni luz. Era la antítesis de la luz. Una silueta más oscura que la brea, que parecía no estar en el espacio, sino ser una ausencia forzada. Sus bordes fluctuaban como el humo frío, pero su centro era una masa de juicio mudo. Elena no podía ver a través de ella, sino que sentía que se hundía en su negrura con la mirada.

Midas, en su pánico final, saltó del sillón y arañó furiosamente el punto del piso donde el Tum-tum se aceleraba. Pero en lugar de atacar, el gato se giró y corrió hacia la puerta principal, soltando un gemido agudo que sonaba dolorosamente humano antes de desaparecer.

Elena se quedó sola con la acusación sonora. El Tum-tum-TUM-TUM subía de tono y velocidad, estrangulando todo pensamiento lógico. Se llevó las manos a los oídos, gritando en un silencio interno que no rompía el ritmo, porque el golpe venía de ella.

La sombra se deslizó. No caminó; flotó sobre las tablas crujientes, arrastrando el frío consigo. Se detuvo justo delante de Elena, que estaba acurrucada en posición fetal, rogando por el fin del sonido.

El Tum-tum se detuvo.

En el silencio absoluto que siguió, Elena sintió un peso. La sombra, la encarnación de su propia culpa, se inclinó. Y aunque no tenía boca, y no había sonido, Elena entendió el mensaje que se imprimió directamente en su mente:

Lo sabemos. Y lo oirás para siempre.

Su último pensamiento coherente fue que la policía nunca la atraparía. Pero el fantasma no necesitaba a la policía. Ya estaba presa. Y la condena no era la horca, sino el silencio final del comedor, donde solo quedaba el eco moribundo de un corazón que ella misma había silenciado.

────────────────────

 

Con esto concluimos el día de hoy, me encantaría conocer su opinión al respecto.

 

¡Nos vemos en la próxima, chao!

VadeReto: Noviembre 2025- El Silencio Atigrado
 



También podría gustarte

7 comentarios

  1. Oh, so intriguing. I especially love the cat!

    ResponderEliminar
  2. Wonderful to see your vision in this challenge. Great job!

    ResponderEliminar
  3. Hola Cecy,
    Estupendo y aterrador relato. La influencia del "corazón delator" es muy clara, pero le imprimes al final una diferencia muy original. Creo que EA Poe estaría orgulloso al leerlo.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  4. Hola, Cecy.
    Las mimbres eran excelentes, dos relatos del excelentísimo señor del terror. Pero tú las has cogido y has creado un impresionante cuento que en nada desmerece a estos.
    En un cuento escrito es muy difícil hacer que el miedo se escuche, pero tú lo has conseguido. Además, haciendo que el tétrico pulso pase del corazón de la víctima al victimario. Aquí no hace falta policía, es la misma casa la que se encarga de juzgar, dictar sentencia y condenar. ¡Ahí es ná!
    Felicidades. Muchas gracias por tu terrorífica participación en el VadeReto.
    Abrazo Grande.

    ResponderEliminar
  5. Hola, Cecy, menudo tormento eterno que iba a sufrir, solo le faltaba decir: eso para que vuelvas a matar. Madre mía qué miedo, qué horror y qué de todo. No me gustaría ni ir de visita. Muy bien conseguido el reto.
    Un abrazo. :)

    ResponderEliminar
  6. Creo no conocia este blog, puede ser la primera vez que pase por aqui aunque no estoy seguro, pero en fin, maravillosa participacion en el reto, con todos los requerimientos literarios que de verdad recuerdan esos ambientes de Poe y otros clasicos, aqui pues diria yo que la Culpa es un personaje siempre presente dentro del relato, y dira culpa y castigo hacen el ambiente de horror que pesa a cada segundo. Me ha encantado

    ResponderEliminar

Gracias por visitarme. Me encantaría saber lo que opinas de este tema, por favor déjame tu comentario.

Este blog siempre devuelve los comentarios, así que puedes activar las notificaciones para seguir la conversación.