VadeReto: Abril 2025- La anti-cenicienta de Millenium
abril 21, 2025¡Hola a todos! Bienvenidos nuevamente a Enredados entre Libros. Hoy les traigo mi participación en el VadeReto de este mes de Acervo de Letras, les dejo AQUÍ el link para que revisen la base del reto.
La propuesta para este mes se dedicada a: LOS LIBROS. Y las condiciones de este reto son:
·
En
el relato ha de aparecer un libro real, con su título
y autor.
· Puede
relatar o versionar la historia en él contenida o
solo aparecer como un elemento importante de la trama.
· También
tenéis que elegir un personaje destacado de una
historia literaria que os guste. No tiene por qué estar relacionado con ese
libro (por ejemplo: Peter Pan y Cien Años de Soledad).
· Y, por último, algún detalle del relato tiene que dar a entender que se desarrolla en primavera.
Fue un reto considerable, ya que al principio no tenía una idea clara. Tras reflexionar, me decidí por un relato que reinterpreta el cuento de Cenicienta de los hermanos Grimm, mi favorito, ambientado en la primavera. La protagonista sería Lisbeth Salander, de la saga Millenium, un contraste notable dada su personalidad irreverente y oscura. El resultado de esta idea es el siguiente relato:
﹀﹀﹀ • • • La anti-cenicienta de Millenium━━━
El aroma de las flores primaverales en Estocolmo era una tortura para Lisbeth Salander, marcando el comienzo de una temporada que le importaba menos que el horóscopo de un troll de internet. Su vida, un laberinto de códigos y secretos, se vio interrumpida por un mensaje electrónico: el príncipe Karl, un heredero con más títulos que neuronas, estaba organizando una "reunión primaveral" en el palacio. Según el texto ilegible, el objetivo era "celebrar el florecimiento y encontrar una conexión significativa". Lisbeth, por supuesto, tenía opiniones muy claras sobre el florecimiento y esas conexiones significativas.
Sus hermanastras, Jessica y Camilla, dos ejemplares de la alta sociedad sueca, chillaron de emoción. Su madrastra, Agatha, una mujer cuya maldad parecía madurar como un vino barato, las observó con una sonrisa depredadora. "Lisbeth, querida," dijo con un tono empalagoso, "tú te quedarás y te asegurarás de que todo esté impecable para mis preciosas hijas."
Lisbeth la miró con sus ojos oscuros y enigmáticos. "Claro. Como si tuviera algo mejor que hacer que lustrar sus zapatos de tacón." Su tono era plano, carente de cualquier emoción convencional. Era un hecho, como la estupidez humana.
Mientras sus parientes se probaban vestidos de colores pastel que las hacían parecer merengues mutantes, Lisbeth se sumergió en su mundo digital. Navegó por la red oscura, desenterrando secretos gubernamentales y transfiriendo discretamente fondos a cuentas en paraísos fiscales. Para ella, la primavera era un buen momento para la contabilidad creativa.
La noche de la "reunión primaveral", Lisbeth estaba absorta en descifrar un cortafuegos particularmente obstinado cuando sintió una punzada de... ¿curiosidad? Quizás era el aburrimiento crónico, o tal vez la idea de ver a un grupo de ricos idiotas fingiendo interés en la polinización.
Con unos pocos clics, desactivó las cámaras de seguridad de la mansión y se deslizó hacia el garaje. Tomó la motocicleta negra de Mikael Blomkvist, una máquina que reflejaba su propia estética: funcional, potente y sin adornos innecesarios.
Llegó al palacio como una sombra en la noche primaveral. Los invitados, vestidos con sus mejores galas florales, parecían salidos de un catálogo de alergias. El príncipe Karl, con una sonrisa forzada y un brillo hueco en los ojos, bailaba torpemente con una joven rubia que parecía más interesada en su copa de champán.
Lisbeth, vestida con su habitual camiseta negra, pantalones de cuero y botas pesadas, se movió entre la multitud como un depredador en un rebaño de ovejas. Su presencia era un anacronismo en aquel mar de seda y sonrisas falsas. Nadie la notó realmente, o si lo hicieron, asumieron que era parte del servicio de seguridad con un severo problema de vestuario.
En un rincón, observó al príncipe. No había nada en él que despertara su interés, solo el vacío habitual de la realeza moderna. Entonces, sus ojos se posaron en otra figura: un hombre de aspecto inteligente, con el pelo ligeramente revuelto y una mirada que parecía analizarlo todo a su alrededor. Era Oskar, un analista de sistemas contratado para la seguridad del evento, visiblemente incómodo entre tanta frivolidad.
Lisbeth se acercó a él. "¿Aburrido?", preguntó, su voz tan directa como un puñetazo.
Oskar se sobresaltó. "¿Disculpa?"
"Esta farsa. ¿Te parece entretenida?"
Él la miró, intrigado por su franqueza. "No particularmente. Prefiero los diagramas de flujo."
Una leve comisura se elevó en los labios de Lisbeth. "Yo prefiero explotar sus fallos."
Durante el resto de la noche, se encontraron en un rincón apartado, ignorando el vals cursi y las charlas superficiales que los rodeaban. Descubrieron que compartían una afinidad por la lógica, la eficiencia y un profundo desprecio por la estupidez humana. A Oskar no le importó su apariencia ni su falta de modales sociales; lo que realmente vio fue la inteligencia aguda que brillaba en sus oscuros ojos.
Cuando la "reunión primaveral" llegó a su inevitable final, con bostezos disimulados y promesas vacías de futuros encuentros, Lisbeth se preparó para marcharse, y Oskar la siguió.
"Espera," dijo. "No sé tu nombre."
" Lisbeth Salander," respondió ella, sin detenerse.
"Lisbeth," dijo él, probando el nombre en su boca. "Me gustaría volver a verte."
Lisbeth se encogió de hombros. "Quizás. Si no estoy ocupada desenmascarando alguna conspiración o hackeando las cuentas de algún idiota."
Antes de que Oskar pudiera contestar, Lisbeth se desvaneció en la noche, montando la motocicleta de Blomkvist como un espectro vengador. No dejó atrás ningún zapato de cristal, solo el eco distante del motor y una sensación persistente en Oskar de que había conocido a alguien… diferente.
De vuelta en la mansión, Agatha y sus hijas estaban histéricas. Camilla había perdido un pendiente de diamantes falso y Jessica se quejaba de que el príncipe no la había mirado con suficiente intensidad.
"¿Dónde estabas?", siseó Agatha al ver a Lisbeth, su rostro congestionado de rabia.
Lisbeth la miró con indiferencia. "Por ahí. Observando cómo la primavera no le importa a nadie que tenga un cerebro funcional."
Y con eso, se encerró en su habitación, volviendo al único florecimiento que realmente le interesaba: el de la información, abriéndose paso entre los sistemas como una flor oscura y venenosa en un jardín descuidado. La primavera podía seguir su curso. Lisbeth Salander tenía cosas más importantes que hacer.
"Esta farsa es tan patética como el cuento de Cenicienta de los hermanos Grimm, solo que aquí no hay hadas madrinas, ni zapatos de cristal, ni finales felices", pensó Lisbeth mientras se sumergía de nuevo en su mundo digital. "Solo idiotas con coronas y mentiras elaboradas".
Con esto concluimos el día de hoy, me encantaría conocer su opinión al respecto.
¡Nos vemos en la próxima, chao!
14 comentarios
Hola :)
ResponderEliminarTe ha quedado precioso.
Besos
Gracias
EliminarTe quedo genial. Te mando un beso.
ResponderEliminarGracias
EliminarHolaaaa
ResponderEliminarMe ha encantado.
Un abrazo =)
Gracias
Eliminarhola
ResponderEliminarque bien que te ha quedado, me encanta como escribes
Besotesssssssssssssssssss
Gracias
EliminarHola, Cecy.
ResponderEliminar¡Original y explosivo!
Me ha encantado esa Anti-Cenicienta, total contraste de la débil e inocente protagonista de los hermanos Grimm. Ni que decir tiene que leí y amé los libros de Stieg Larsson. ¡Lástima de su pérdida! Nos podría haber regalado muchas más historias.
¡Felicidades! Lisbeth Salander es un personaje fascinante al que has sabido ubicar con gran maestría en esta fábula actualizada y con moraleja.
Muchas gracias por regalarlo para el VadeReto.
Abrazo Grande.
Gracias, sabia que era la convinacion perfecta para el reto de este mes, saldos
EliminarHola Cecy, me encantó tu cuento! Realmente esta Cenicienta tuya es mucho más acorde con el mundo real de ahora. Enhorabuena por esta fantástica aportación! Saludos!
ResponderEliminarGracias
EliminarMe ha encantado esta reinvención de Lisbeth Salander en un escenario que mezcla el universo de Millennium con un toque de cuento de hadas deconstruido.
ResponderEliminarHas cogido a Lisbeth Salander, esa reina del ciberpunk con más capas que un servidor encriptado, y la has metido en una versión retorcida de un cuento clásico, pero sin perder ni un ápice de su esencia. La escena de la "reunión primaveral" en el palacio es puro oro: Lisbeth colándose como un glitch en una fiesta de pijos, con su camiseta negra y sus botas, es tan ella que casi la veo hackeando el sistema de sonido para poner death metal.
Lo que más me gusta es cómo mantienes el carácter de Lisbeth: su desprecio por la superficialidad, su sarcasmo afilado ("Claro. Como si tuviera algo mejor que hacer que lustrar sus zapatos de tacón") y esa mezcla de curiosidad y desdén que la hace tan magnética.
La interacción con Oskar es un acierto total. No cae en el cliché de un romance forzado, sino que se siente como un encuentro de mentes afines, dos outsiders que se reconocen en medio del circo.
Me encanta cómo usas la primavera como un símbolo que a ella le resbala, mientras su "florecimiento" es todo lo contrario: oscuro, digital y subversivo.
Todo un acierto de aporte al reto.
Saludos!.
Gracias
EliminarGracias por visitarme. Me encantaría saber lo que opinas de este tema, por favor déjame tu comentario.
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