VadeReto: Junio 2025- Un nuevo amanecer
junio 20, 2025¡Hola a todos! Bienvenidos nuevamente a Enredados entre Libros. Hoy les traigo mi participación en el VadeReto de este mes de Acervo de Letras, les dejo AQUÍ el link para que revisen la base del reto.
La propuesta para este mes se dedicada al: OPTIMISMO.
Y las condiciones de este reto son: Que el relato tendrá que inspirarse en la fotografía y dejarnos con un buen sabor de boca y un halo de esperanza.
“Sin lluvia no habría arco iris”
Gilbert Keith Chesterton
Ahora sin más los dejo con mi
relato:
﹀﹀﹀ • • • Un nuevo amanecer━━━
Sola, bajo el vasto cielo de Tijuana, observé cómo las primeras luces del amanecer pintaban de oro los tejados. Sentí el suave viento acariciar mi rostro, llevándose consigo, por fin, los últimos ecos de una tormenta que había durado demasiado. Durante años, mi alma fue un campo de batalla. Las cicatrices invisibles que dejó el maltrato de mi padre, tanto físico como emocional, me persiguieron como sombras en cada rincón de mi vida adulta. Eran un peso constante, una niebla fría que empañaba cada alegría, cada pequeño triunfo. Creía que la culpa era mía, que de alguna manera había provocado esa dureza, esa indiferencia.
Pero el tiempo es un jardinero paciente. Con cada año que pasaba, con cada experiencia vivida y cada persona que me ofreció cariño incondicional, mi perspectiva comenzó a cambiar. Maduré no solo en edad, sino en el corazón. Empecé a comprender que el dolor que él me infligió no me definía. No era un reflejo de mi valía, sino de sus propias batallas internas, de sus propias heridas no sanadas. Un día, mientras paseaba por la playa, el sol se filtraba entre las nubes y, justo en ese instante, una bandada de palomas blancas levantó el vuelo desde la arena, ascendiendo en espiral hacia el cielo azul. Las vi elevarse, libres, sin ataduras, y algo dentro de mí hizo clic.
Fue como si cada una de esas palomas se llevara un trozo del dolor que cargaba. Comprendí que, al igual que ellas, yo también tenía el derecho a volar, a buscar mi propio cielo. Me di cuenta de que sin lluvia no habría arcoíris. Esas tormentas de mi infancia, por duras que fueran, me habían enseñado la resiliencia, la empatía y la fuerza para valorar la paz cuando la encontrara. Ya no había culpa, solo una profunda gratitud por la mujer en la que me había convertido. No era perfecta, pero era mía, construida con retazos de luz y sombra, y ahora, por fin, estaba lista para dejar que el sol secara las últimas lágrimas. El futuro se extendía ante mí, brillante y lleno de posibilidades, como un arcoíris que emerge después de la más larga de las lluvias. Y yo, aquí, en mi querida Tijuana, estaba lista para abrazarlo.
Con esto concluimos el día de hoy, me encantaría conocer su opinión al respecto.
¡Nos vemos en la próxima, chao!
0 comentarios
Gracias por visitarme. Me encantaría saber lo que opinas de este tema, por favor déjame tu comentario.
Este blog siempre devuelve los comentarios, así que puedes activar las notificaciones para seguir la conversación.