Colaboración #5. Mil y una narraciones: El Mictlán- Capítulo 2: Itzcuintlan (El Río de los Perros)
febrero 07, 2025¡Hola a todos! Me complace anunciar una nueva
entrega de mi colaboración con el blog Mil y una narraciones. Esta iniciativa
consiste en elaborar un microrrelato de fantasía con una
extensión de 200 palabras y proporcionar una imagen relacionada con el relato.
Los relatos serán publicados cada viernes en el
blog de Mil y una narraciones, por lo que les dejo AQUÍ el enlace con las bases de la colaboración por si
están interesados en participar.
Como parte de esta colaboración, he creado una
serie de nueve capítulos que se publicarán semanalmente hasta marzo. Juntos,
recorreremos el camino hacia el Mictlán, el inframundo de la mitología mexica y
nahua, por lo que en esta ocasión les traigo el segundo capítulo de este
relato, que consta de 284 palabras. ¡Espero que les guste!
Lucía se encontró de pie al borde del abismo del infierno, pensó la
joven. En el fondo, se podía ver como el agua del río fluía con intensidad,
reflejando la imagen de una luna, pálida y distante. El aire era húmedo y olía
a tierra mojada y a algo más... a muerte.
—Este es Itzcuintlan, el primer nivel del Mictlán —explicó Alitzel, su
voz resonando en el silencio—. Aquí, las almas deben cruzar el río para
continuar su viaje.
Lucía tragó saliva. El río parecía infinito, y la idea de sumergirse en
sus frías aguas la llenaba de terror. Antes de que pudiera reaccionar, una
silueta se deslizó por la orilla. Era un xoloitzcuintle.
—Él te guiará —dijo Alitzel, señalando al can.
Lucía frunció el ceño. ¿Un perro? Nunca había sido amiga de los animales.
El xoloitzcuintle la miró fijamente, sus ojos parecían penetrar en su alma. Sin
esperar respuesta, el perro se lanzó al agua, desapareciendo en las sombras.
Con un suspiro, Lucía se obligó a seguirlo. El agua estaba helada y la
corriente la arrastraba con fuerza. Luchó contra la desesperación, recordando
las veces que había ignorado a los animales que la rodeaban. Quizás este era su
castigo. O tal vez, solo tal vez, el xoloitzcuintle no era un castigo, sino una
oportunidad para redimirse.
Con un último esfuerzo, logró alcanzar la orilla opuesta. Exhausta, se
dejó caer al suelo, jadeando por aire. El xoloitzcuintle la miró con una
expresión que parecía ser de comprensión. Lucía le acarició la cabeza,
sintiendo una conexión inesperada con el animal.
—Gracias —susurró, mirando hacia el siguiente nivel del Mictlán. Sabía
que el camino sería largo y difícil, pero ya había dado el primer paso.
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Con esto concluimos el día de hoy, espero que
les guste el relato, como siempre me encantaría conocer su opinión al respecto.
¡Nos vemos en la próxima, chao!
5 comentarios
¡Hola! Me encantó y ahora necesito más 💜💜💜 Quedo al pendiente de esta sección.
ResponderEliminarUn abrazo grande!
Hola, mucho ánimo con este proyecto, se ha quedado interesante para el siguiente capítulo,
ResponderEliminarHola,
ResponderEliminarTe ha quedado muy bien, deseando continuar con el siguiente capítulo.
Besos desde Promesas de Amor, nos leemos.
Uy que tierno relato y tierno perrito. Te mando un beso.
ResponderEliminar¡Hola, Ceci!
ResponderEliminarMuy bien 👏🏻 pendiente de seguir leyéndote ;)
Un abrazo
Gracias por visitarme. Me encantaría saber lo que opinas de este tema, por favor déjame tu comentario.
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